Desde su primer nombramiento como strategos en 209 a. C., Filopemén ayudó a convertir la Liga Aquea en un importante poder militar en Grecia.
Filopemén intentó, a lo largo de su vida, emular al general y político tebano Epaminondas, del siglo IV a. C., manteniendo la creencia de que como servidor público, la virtud personal era una condición necesaria.
Sin embargo, cuando avanzó hacia Laconia, Antígono se encontró con que Cleómenes había bloqueado todos los pasos montañosos excepto uno, cercano a Selasia, en dónde esperaba con su ejército.
Cuando Antígono entró en batalla, se vio pronto rodeado por el enemigo, por lo que Filopemén lanzó su propio ataque.
Recuperó la armadura pesada y la formación cerrada, ya olvidada, en la infantería, consiguiendo con estas reformas hacer disciplinado a su ejército.
Sus esfuerzos para convertir a los aqueos en una fuerza militar efectiva darían sus frutos unos años más tarde.
En 207 a. C. tuvo lugar la batalla de Mantinea entre los espartanos dirigidos por Macánidas y la Liga Aquea, comandada por Filopemén.
Más tarde los aqueos erigirían una estatua de bronce en Delfos, en la que representaron la lucha entre Macánidas y Filopemén.
Más tarde, Nabis cambiaría de bando y se aliaría con la República romana, esperando con ello poder mantener sus conquistas.
Los etolios, que se habían opuesto a la intervención romana en los asuntos griegos, incitaron al líder espartano a que retomara sus territorios perdidos y recuperara su influencia en los asuntos griegos.
En 193 a. C., Filopemen retornó a la Liga Aquea, en dónde fue nombrado strategos para que dirigiese la lucha contra Nabis.
El año anterior, Nabis había intentado conquistar la línea de costa de Laconia, y la Liga Aquea había respondido enviando a un embajador a Roma para pedir ayuda.
No obstante, sin esperar a que llegase la flota romana, el ejército y la armada aqueos, comandados por Filopemen, se dirigieron hacia Gitión.
Sin embargo, la entrada de Esparta en la Liga Aquea hizo aparecer el problema de cómo tratar a aquellos espartanos que habían sido exiliados durante los regímenes revolucionarios que habían estado en el poder en Esparta durante los últimos años.
Esta actitud agresiva contra Esparta y Roma hizo aparecer divisiones en el seno de la política aquea.
En 183 a. C. un político llamado Dinócrates, fuerte opositor de Filopemen, fomentó una revuelta en Mesenia contra la Liga.