Fue el serbio que obtuvo un rango más alto al servicio del Imperio ruso.
Se retiró en 1790, muriendo dos años más tarde en su casa de Novomýhorod, en la actual Ucrania.
Tras sus éxitos militares en la supresión del alzamiento de Rákóczi le fue concedido un título nobiliario por el emperador José I.
Sus buenas relaciones con los Habsburgo se deteriorarían más tarde, por lo que incluso visitó a Rákóczi en su exilio en Rodosto.
La guerra acabó en 1748 y Petar, siete años después regresó a su ciudad natal como un honorable soldado.
Petar pidió ser liberado del servicio en el ejército austriaco, lo que le fue concedido y emigró a Rusia.
Fue admitido en el Ejército Imperial ruso y enviado al regimiento húsar serbio con el rango de porúchik.
Su presencia y actividades en esta región, sin embargo, no fue bienvenida por los austriacos, que finalmente le expulsaron.
Contribuyó a la captura rusa de Berlín en 1760, donde destruyó la retaguardia del general prusiano Hülsen en Spandau.
Recapturó un estandarte ruso aquí, por lo que fue promovido a mayor general y condecorado con la orden de Santa Ana.
Más tarde estaría al mando del flanco derecho durante la invasión de Valaquia.
Tras la primera guerra ruso turca, el teniente general Tekelija era comandante de todas las fuerzas armadas estacionadas en Novorossiya.
Los cosacos que vivían en Zaporizhia tenían encomendada la salvaguarda del Imperio ruso contra el kanato de Crimea.
Tras vencer a los otomanos, circasianos y tártaros en el Cáucaso, la emperatriz Catalina la Grande le concedió la Orden de San Vladimiro.