Perdida (película de 1950)

Uno de sus clientes más asiduos es Don Pascual (Domingo Soler), un viejo rico y mezquino.

Ella se enamora de Armando (César del Campo), y planea casarse con él.

Rosario se reencuentra con Antonio, su gran amor de juventud, quién ahora es un prestigiado torero.

Los diálogos de Agustín Lara añadían un toque más dramático a las secuencias.

Los encuadres que comparten Ninon Sevilla y Agustín Lara son hermosos.