Pero como otros altos funcionarios de la corte de Alfonso, con la llegada al trono de Pedro I se vio desplazado de sus cargos y será entonces cuando decida dar un giro a su vida, renunciando al mayorazgo y fortuna.[3] Previamente Pedro Fernández Pecha había estado casado, aunque se desconoce el nombre de su mujer, con la que había tenido cuatro hijos.[7] Hostigados por las órdenes constituidas y en especial por los terciarios franciscanos, que les acusaban de begardos o beguinos, en 1367 se instalaron en Lupiana (Guadalajara), en torno a una antigua ermita dedicada a san Bartolomé, donde decidieron proceder a la fundación de una nueva comunidad.Ya anciano pasó al de Guadalupe, del que era prior fray Fernando Yáñez.[10] Dejó escritos unos Soliloquios, desconocidos por fray José de Sigüenza y publicados muchos años después de su muerte, en los que da muestras de su espiritualidad y buena formación literaria.