[cita requerida] La historia da a entender que el prócer de la independencia Pedro Camejo, bien conocido como Negro Primero, es apureño cuando dice, que había sido esclavo del rico propietario de Apure, Vicente Alfonso, “quien le había puesto al servicio del rey porque el carácter del negro, sobrado celoso de su dignidad, le inspiraba algunos temores” acompañándoles hasta la Batalla de Araure de 1813 en donde quedó tan disgustado del servicio militar y se fue al Apure, en donde permaneció oculto hasta que se le presentó al general José Antonio Páez.
De la autobiografía del general Páez se concluye definitivamente que Pedro José Eusebio; escribe Páez que Camejo le dijo a Simón Bolívar, cuando este estuvo en San Juan de Payara, en 1818: “Yo había notado, que todo el mundo iba a la guerra sin camisa y sin una peseta y volvía después vestido con un uniforme muy bonito y con dinero en el bolsillo.
Entonces yo quise ir también a buscar fortuna y más que nada a conseguir tres aperos de plata, uno para el negro Mindola, otro para Juan Rafal' y otro para mí”.Ahora bien este testamento se puede tomar como documento filiatorio, porque demuestra que Pedro Camejo era natural de San Juan de Payara.
Después de esta batalla quedó tan disgustado del servicio militar que desertó y se fue al Apure, donde permaneció hasta 1816, que se le presentó al general José Antonio Páez.
Desde su incorporación al ejército patriota, Pedro Camejo aprendió “lo que era la patria y que la democracia[aclaración requerida] no era ninguna cosa mala”, y consagró su vida a la lucha por la independencia de Venezuela del imperio español, dando pruebas de valor en todos los reñidos encuentros que tuvieron con los realistas.
En 1818, cuando el general en jefe Simón Bolívar llegó a San Juan de Payara, durante el desarrollo de la Campaña del Centro, vio a Camejo por primera vez.
Miró el negro a los circunstantes como si quisiera enrostrarles la indiscreción que habían cometido, y dijo después: —Señor, la codicia.
Cuando creí que se había acabado la pelea, me apeé de mi caballo y fui a quitarle una casaca muy bonita a un blanco que estaba tendido y muerto en el suelo.
No hubo más remedio que huir, y yo eché a correr en mi mula, pero el maldito animal se me cansó y tuve que coger monte a pie.
Seguro que por el cariño que Páez le tenía a Camejo, el día del casamiento, realizó una gran fiesta con carne asada, bebidas típicas y buena música llanera.
Al día siguiente, en Cuartel General en los Potreritos Marrereños, Bolívar les confirió a los 150 héroes la Orden del Libertador, con esta hermosa proclama: