En 1640 Francia comenzó a interferir en la política española, apoyando a los sublevados catalanes durante la sublevación de Cataluña, al tiempo que España apoyaba la Revuelta de la Fronda en 1648.
Las peticiones de Mazarino no fueron aceptadas por España, que firmó la paz con las Provincias Unidas y continuó la guerra con los franceses.
En la frontera del norte, Francia recibió el condado de Artois salvo Aire-sur-la-Lys, Arques, Clairmarais y Saint-Omer,[3] además de una serie de plazas fuertes en Flandes, Henao y Luxemburgo, entre las que se encontraban Bourbourg, Saint-Venant, Gravelinas, Avesnes-sur-Helpe, Landrecies, Le Quesnoy, Philippeville, Montmédy, Carignan, Chauvency-le-Château, Marville, Damvillers y Thionville.
Francia devolvía el Ducado de Lorena a Carlos IV aliado español, aunque manteniendo las ciudades de Dun y Stenay (ocupadas desde 1632) y Clermont-en-Argonne (ocupada desde 1641).
Un año después (1660), los Usatges fueron derogados por la monarquía francesa, lo que conllevó la abolición de las instituciones propias en el Rosellón, así como la prohibición del uso del catalán en el ámbito público y oficial so pena de invalidar lo escrito o dicho.