Cuenta en su cripta con el panteón de Sevillanos Ilustres, donde está enterrado, entre otras figuras, Gustavo Adolfo Bécquer.
[1] El proyecto fue inicialmente encargado a Bartolomé de Bustamante, jesuita superintendente de la Casa desde 1562 a 1565, que realizó las trazas del edificio, el diseño fue modificado y asignado, al arquitecto Hernán Ruiz, el Joven, Maestro Mayor de la Catedral que finalizó el proyecto.
El coro se sitúa en alto, a los pies de la nave sobre un gran arco escarzano y el presbiterio se encuentra alzado sobre cinco gradas, de grandes dimensiones y altura.
El interior se encuentra parcialmente cubierto con pinturas murales realizadas en la primera parte del siglo XVIII, restauradas recientemente.
También en el lado derecho, existe un retablo, procedente del convento del Socorro, dedicado a San Juan Bautista, con arquitectura y relieve obra de Martínez Montañés y cuyas pinturas corresponden a Juan de Uceda.
En 1836, el deán Manuel López Cepero propuso a la Universidad, entonces instalada en el edificio, el rescate de las tumbas y sepulcros de los conventos y templos que habían sido dañado en la guerra o desamortizados.
Así, se reunieron en el templo restos de algunos sevillanos ilustres.
Tras la creación del Panteón de Sevillanos Ilustres, fueron trasladadas a este lugar.
[6] La Universidad Hispalense ha organizado conciertos de música clásica en este lugar.