El pan elaborado en la provincia de Valladolid tiene una gran tradición que se remonta al siglo IX (véase también: Historia del pan).
De hecho, a Carlos I, durante su retiro en el monasterio de Yuste, le hacían llegar el pan elaborado en Valladolid y durante el siglo XVI los maestros panaderos vallisoletanos fueron apoyados económicamente por la Corona.
El pan típicamente castellano recibe el nombre de pan candeal, sobao o bregado, ya que desde tiempos remotos en Castilla la variedad de trigo más utilizada es el trigo candeal.
Tradicionalmente se elabora a mano, con un amasado lento y una fermentación prolongada, terminado la cocción en horno de leña.
Bajo esta denominación, se engloban diferentes variedades; entre ellas la más destacada es la variedad de pan lechuguino, caracterizada por su dibujo típico y cuidado que otorga el nombre a la variedad, dado que antiguamente se denominaba, sobre todo en el medio rural, lechuguino a aquellas personas que iban excesivamente arregladas.