[4] Desde entonces, y hasta la Desamortización de Mendizábal, el edificio permaneció en la familia Velázquez.Pero su sueño se rompió, pues tras un confuso testamento, se contemplaban como herederos su hermano Alfonso, hombre analfabeto y de poca estimación, y Ángeles Fernández, una asturiana víctima de José García Nieto en el Premio Adonais de 1950, cuando el José García Nieto se premió así mismo utilizando a esta mujer,[6] y que había vivido recluida medio siglo en la finca que Alfonsa poseía a las afueras de Cuéllar.Pertenece al arte románico y está considerado por muchos historiadores como «los restos del mejor palacio civil que se conserva en España»,[8] siendo muy pocos los ejemplos de esta época que han pervivido al paso del tiempo.Para descubrir su estructura original debemos ayudarnos de una descripción realizada en el año 1662, que nos asoma a imaginar cómo fue este colosal edificio en sus mejores años: Actualmente se conserva con otra estructura distinta a la original, pues como apunta la descripción tenía dos torres, una a cada lado, y un pequeño recinto amurallado, quizás por ser durante un tiempo, señorío distinto al resto de la villa.Sobre el arco se localizan tres escudos heráldicos, que vistos desde nuestra izquierda representan las armas de: Velázquez, Gijón y Velasco.[9] La descripción de 1662 nos indica al menos cinco piezas heráldicas más, que no han llegado a la actualidad.Por tanto, el armorial del palacio sería el siguiente: En la parte inferior se localizan dos grandes salas, separadas entre sí por un muro que conserva un portalón de cantería de buena factura.En la segunda planta se ubica una sala y el salón principal, la parte más noble del palacio, que también conserva restos de la chimenea, así como bancos de piedra junto a las ventanas principales, y una hornacina con decoración geométrica.
Portada románica.
Detalle heráldico del artesonado policromado del Cuarto Principal.
Artesonado policromado de la Sala Principal.
Detalle de la policromía de las paredes de la Sala Principal.