Después pasaría por Santander, Zaragoza o Granada, entre otros.
[1] Más tarde presidió la Audiencia Territorial de Barcelona, y finalmente fue fiscal[1] y magistrado[3] del Tribunal Supremo.
[3] También perteneció a la Academia de Jurisprudencia,[4] de la que fue académico profesor y numerario.
[1] Su obra más destacada es la Historia de Cuéllar, que publicó en dos partes en 1894 y 1896,[5] recibiendo por la última el premio al talento de la Real Academia de la Historia en 1898.
[3][1] También publicó Tradiciones cantábricas (1898),[6] y una tercera obra titulada Remembranzas estaba en imprenta cuando murió, sin que se llegase a publicar, y dejó gran parte de sus trabajos inéditos.