El palacio fue edificado a partir de 1600 por el arquitecto Domenico Fontana como residencia de los virreyes españoles, y a mediados del siglo XVII Francesco Antonio Picchiatti realizó numerosas mejoras e intervenciones, como la escalinata y la capilla.
[10] La primera piedra se puso en 1600,[2] en la plaza que, en aquellos años, llevaba el nombre de Piazza San Luigi.
[2] Tenía además una amplia plazoleta situada justo delante del palacio para los desfiles militares y los eventos públicos.
Anexo a él se erigió una pequeña terraza ajardinada que con las décadas fue creciendo hasta convertirse en los actuales "jardines colgantes o del Belvedere".
Los muebles no corrieron tan mala suerte, puesto que al principio del conflicto fueron trasladados a un lugar seguro.
[55] Finalmente, en 2024, se abrió la exposición permanente Museo della Fabbrica del Palazzo Reale di Napoli, que busca servir de introducción a la visita y explicar la historia y evolución arquitectónica del edificio, centrándose no solo en las partes abiertas al público, si no en todo el conjunto monumental.
[11] No obstante, en origen la cornisa se encontraba coronada por obeliscos, jarrones y tres espadañas posicionadas en la vertical de cada entrada.
Todo ello fue eliminado a principios del siglo XIX, conservándose solo la espadaña central con el reloj.
Por otro lado, destaca el uso bicromático de los materiales para resaltar los elementos arquitectónicos (en piedra gris) sobre los paños del muro (en ladrillo rojizo), técnica que tendría mucho éxito en Nápoles.
Debajo de las placas había, hasta principios del siglo XVIII, dos estatuas que representaban la Religión y la Justicia.
Mientras que a los arquitectos Francesco Gavaudan y Pietro Gesuè corresponde la unión al teatro de San Carlos.
[66] Según el proyecto original de Domenico Fontana, ante cada entrada, se debían abrir tres patios, que estarían conectados entre sí mediante corredores abovedados.
Alrededor del patio, en el primer piso, se encuentra una logia, en origen abierta, pero que finalmente fue cerrada con amplios ventanales.
La fuente, realizada en 1742 por Giuseppe Canart, fue encargada por Carlos de Borbón y originalmente estaba situada cerca del puerto.
Como fecha de referencia se toma el inventario realizado por los Saboya en 1874, que describe las estancias tras las modificaciones tardoborbónicas (1837-1844) y algunos ligeros cambios introducidos tras la Unificación en 1860.
En el inventario de 1874 primaba, sobre todo, que los cuadros crearan un ambiente suntuoso junto con los muebles, tapices, colgaduras floreadas y grandes espejos neobarrocos.
[17] Esta distribución se ha conservado sin cambios, tal y como estaba proyectada en el diseño de Domenico Fontana.
Las puertas que dan al deambulatorio están lacadas en blanco, son de estilo neoclásico y se realizaron en los años treinta del siglo XIX.
En las hornacinas hay las estatuas originales de cartapesta realizadas por Angelo Viva, que representan a Minerva, Mercurio, Apolo y las nueve Musas.
[88] Toda la decoración de la sala fue completamente rehecha en estilo neobarroco en 1862 por Pietro Cheloni, siendo el primer espacio redecorado en época saboyana.
Hay además varios cuadros en témpera sobre papel, realizados por Anton Hartinger y Franz Xaver Petter, que pertenecían a María Isabel de Borbón.
[101] Fue concebida como una galería al modo francés, es decir un espacio donde el propietario exponía sus más preciadas colecciones de arte.
de viste", mientras durante el periodo francés era la "Estancia à léver", era por lo tanto un espacio semipúblico destinado a la recepciones matutinas o levers.
Luego se hace el recorrido en sentido contrario por la hilera de trascuartos, situados cara al patio.
Las pinturas expuestas en la sala pertenecen a la colección Farnesio y son en su mayoría de artistas emilianos del siglo XVII.
La bóveda está revestida en estuco blanco y en las paredes hay cuatro hornacinas que albergan copias en yeso de esculturas romanas.
Su techo fue decorado en el curso del siglo XIX con estucos, cubriendo los frescos precedentes realizados en 1739 por Nicola Maria Rossi.
Entre 1758 y 1760 se edificó, siguiendo la monumental arquitectura original de Fontana, otra ala paralela cara a la ciudad.
A un lado hay pesebres de caliza, mientras que en el pavimento son todavía visibles las marcas dejadas por los caballos.
La bóveda está decorada con el fresco Apolo presentando a Mercurio los mayores poetas griegos, latinos e italianos, obra de Giuseppe Cammarano.