Encargó la construcción de un monumento reluciente en Santiago al arquitecto Manuel Aldunate.
Tuvo el Palacio hasta 1940 ya que no tenía más recursos para seguir la mantención del monumento y lo donó a su amigo Pedro Reszka Moreau quien era presidente de la Sociedad Nacional de Bellas Artes.
La única condición era que antes el palacio arreglara algunos problemas de techumbre para evitar filtraciones.
La mitad del palacio debió clausurarse por grietas profundas en sus muros y cielos en riesgo.
"Obviamente no se puede alhajar una construcción que debió cerrar la mitad de su edificio por daños mayores, pero Marruecos mantiene la oferta" dijo Martín Donoso, el encargado del área Patrimonio de la Dirac”.
Esta etapa será realizada por una cuadrilla de yeseros especializados del reino alauí, los cuales, además, efectuarán talleres para transmitir estos conocimientos a restauradores y artesanos chilenos"[2] El palacio presenta el esquema de la casona chilena del siglo XIX; a saber, recintos que rodean dos patios y un tercero de servicio unido por un callejón a la calle.
Entre ambos patios hay una sala vestíbulo muy decorada interiormente cuya jerarquía se produce en el exterior, en su coronamiento con una linterna con vidrios en colores y por sus accesos a los dos patios, los que están enmarcados en pórticos con esbeltas columnas.