Pachamanca

[3]​ Es la evidencia que el hombre andino ya usaba esta técnica para cocer sus alimentos, utilizando para ello piedras calientes.

[1]​ En el siglo XX, la pachamanca fue arraigándose más entre la oligarquía peruana en grandes celebraciones en las haciendas y empresas mineras de la sierra central.

El ferrocarril central, contribuyo en gran medida a esto ya que generó un gran flujo comercial entre Lima y la sierra central, el valle del Mantaro, el valle de Tarma, de gran importancia en la agricultura, y con ciudades mineras como La Oroya, Cerro de Pasco y Huancavelica.

Así, en muchos lugares del Perú se crea un horno artesanal abriendo un hoyo en la tierra donde se colocan piedras, que se calientan con la combustión de leños; no cualquier piedra es apta, las mejores son esquistos y el contenido de sulfuro no es deseado pues altera el sabor (piedras de río).

[2]​ La forma más estupenda de servir y comer la pachamanca es en una mesa grande o en el suelo, donde se tiende unas mantas.

El japchi (ají de rocoto, queso y huacatay) acompaña a estos deliciosos manjares.

Para proceder a la cocción de mismo se cierra el "horno" tapándolo como se ha señalado: hojas del árbol de plátano o similares, géneros o mantas, y tierra.

[2]​ En la actualidad las diferencias regionales se han ido disipando pero es relevante dar cuenta de las preparaciones tradicionales.

Pachamanca de res.
Pachamanca como potaje andino de Ocros, Áncash (Perú).