Poco se sabe sobre él, y la mayor parte se deduce de los 151 epigramas[2] que compuso y se han transmitido por la Anthologia graeca, casi todos en los libros IX, X y XI, de forma que constituye el poeta con más testimonios de la colección, algo que debe acreditar la fama póstuma que alcanzó; son de autoría dudosa otros 23.
Sus poemas describen la personalidad de un maestro de retórica pagano y pobre que se queja de obtener apenas lo justo para vivir en la miseria y se resigna a permanecer en una ciudad cristiana, amargado en su vida familiar por una esposa de carácter insolente y pendenciero, lo que hace que buena parte de su poesía sea misógina: Vivía sin dramatismo el no dramático periclitar del mundo pagano: "¿Acaso no hemos muerto y solamente nos parece estar viviendo, griegos, / abatidos en la desdicha / y fingiendo que un sueño es la vida?
[4][5] Otro, según un escolio del Manuscrito Palatino (la fuente más importante para nuestro conocimiento del epigrama griego), fue escrito en el reinado de los emperadores conjuntos Valentiniano y Valente (364-375).
Una cronología alternativa construida por Kevin Wilkinson argumentó que Páladas vivió en la época de Constantino el Grande (†337) y se funda para ello en un epigrama sobre la destrucción de Beirut (Anth.
[7] Pero en época moderna los juicios anduvieron divididos: un severo calvinista como Isaac Casaubon lo llama versificator insulsissimus ("poeta sosísimo") y John William Mackail es de la misma opinión: "Esto es cierto para gran parte de su trabajo y tal vez incluso para todo si no fuera por la indignación salvaje que enciende sus versos no con la llama de la poesía, sino con un tibio calor de rojas brasas.
Hay poca alusión directa en sus epigramas a la lucha pagana contra la embestida del cristianismo.