Su función es redirigir los haces de luz para crear una imagen "óptica" en un soporte fotosensible, permitir un enfoque lo más preciso posible y mantener una colimación constante de los elementos ópticos.
Los objetivos pueden ser de número f fijo (generalmente como característica a su vez de los objetivos catadióptricos) o variable y su apertura se regula mediante el diafragma.
Generalmente, la apertura efectiva se rotula gráficamente en el objetivo, con relación a la longitud focal (por ejemplo, como "f/2.8" o "1:2.8").
Define el "aumento" o zum del objetivo, o cuánto acerca la imagen respecto al punto de vista subjetivo del observador, y al mismo tiempo su cobertura angular.
Por otra parte, son más pesados y frágiles que un objetivo fijo en igual relación de luminosidad.
Los objetivos varifocal son aquellos objetivos que entre la mínima distancia focal y la máxima distancia focal puede situarse en cualquier posición intermedia pasando de una a una de forma continua.
Para facilitar la identificación física, las prestaciones ópticas, y las compatibilidades entre sistemas fotográficos (cámaras del mismo fabricante o respecto de otros fabricantes) cada objetivo cuenta con una serie de datos informativos en su carcasa: Existen múltiples parámetros con los que se puede atribuir mayor o menor calidad a un objetivo: