El empleo de nodrizas fue común hasta el siglo XIX y primeras décadas del siglo XX para alimentar a niños cuyas madres no podían o no deseaban amamantar a sus hijos.
[3] El elevado índice de mortalidad materna durante el parto y postparto obligaba a buscar nodrizas que pudieran alimentar a los recién nacidos ante la falta de alimentación adaptada y medidas higiénicas suficientes (leches preparadas, biberón, asepsia).
[5] A principios del siglo XX se desarrolló en Europa una institución denominada Gota de Leche que suministraba leche maternizada a los niños que lo necesitaban junto con una atención médica.
[8][9] Las nodrizas en España eran imprescindibles para la supervivencia de los niños abandonados en las inclusas y casas cuna.
[12] El siguiente texto describe algunas condiciones que debía tener una nodriza externa en 1891 por la Diputación de Guipúzcoa: «Art.
[14] Estas personas junto con los párrocos se encargaban de supervisar el cuidado al niño ya que no eran desdeñables los casos de malos tratos o niños descuidados a lo largo del siglo XIX.