Nicolás I de Rusia

Al conocerse el 4 de diciembre en San Petersburgo la noticia de la muerte del zar Alejandro I, los decembristas decidieron iniciar una sublevación y aprovechar la ideología liberal del príncipe Constantino Pávlovich para iniciar las reformas políticas que deseaban.Aun así surgió una controversia en los días siguientes en tanto Nicolás ya había jurado fidelidad a su hermano Constantino, pero a la vez no podía anular una renuncia que ya había aprobado el emperador difunto.Los jefes decembristas determinaron que los conspiradores Nikita Muraviov, el príncipe Serguéi Trubetskói y Yevgueni Obolenski, que eran oficiales con mando de tropas en San Petersburgo, congregaran sus soldados en la Plaza del Senado de dicha ciudad, frente al edificio del Senado Gobernante, ordenando que sus hombres jurasen lealtad a Constantino Pávlovich Románov como zar de Rusia, y rechazando que Nicolás I fuese el verdadero heredero al trono.No obstante, en el último minuto, Serguéi Trubetskói no acudió a la Plaza del Senado, desconcertando a Muraviov, quien debió reunirse apresuradamente con otros oficiales y designar allí mismo al conde Yevgueni Obolenski como jefe de la revuelta.Durante varias horas los 3000 soldados llevados por los decembristas se mantuvieron increíblemente inmóviles sin intentar siquiera tomar el edificio del Senado o buscar a Nicolás I.Tras la muerte de Milorádovich, y después de agotar varias horas en parlamentar con los rebeldes, Nicolás I ordenó esa misma tarde que la caballería cargase contra los rebeldes, pero este ataque fue rechazado.Poco después el zar envió cañones a la Plaza del Senado amenazando con abrir fuego si los decembristas no se rendían.Al no hallar respuesta, los oficiales leales al zar dispararon y causaron graves bajas a los sublevados, quienes huyeron en desbandada hacia el río Nevá o se rindieron de inmediato.Pese a ello los sublevados fueron prontamente vencidos días después por la superioridad numérica de las fuerzas enviadas por el zar.Inmediatamente después de ser sofocada la revuelta en San Petersburgo, el régimen de Nicolás I empezó a investigar los nexos entre los sublevados, descubriendo así que casi todos sus jefes pertenecían a la aristocracia rusa, inclusive algunos con títulos nobiliarios.Se dictaron 19 sentencias de prisión con trabajos forzados a perpetuidad, 38 sentencias de trabajos forzados por veinticinco años (tales condenas impedían la reducción de pena y serían cumplidas en Siberia), 15 condenas a exilio perpetuo en Siberia y tres condenas a destierro perpetuo en el extranjero.Otros líderes, como Trubetskói y Obolenski, fueron condenados a prisión perpetua en las colonias penales siberianas, muriendo allí.Ese mismo día, al amanecer, 115 oficiales comprometidos en la conspiración fueron degradados públicamente en San Petersburgo ante sus tropas y expulsados del ejército; y 75 de ellos marcharon inmediatamente desde la capital a cumplir sus condenas.Aleksandr Herzen fue el escritor que criticó con mayor firmeza al emperador desde su exilio.Algunos de ellos consideraban inclusive que la comuna campesina rusa, o mir, ofrecía una alternativa atractiva frente al capitalismo occidental y, por tanto, Rusia podría convertirse en salvador social y moral de los demás pueblos eslavos.Así pues, la eslavofilia representaba una forma de mesianismo típicamente ruso que fue indirectamente patrocinada por Nicolás I, en tanto esta ideología también mostraba repulsión hacia el liberalismo y la democracia.Asimismo, su reinado se caracterizó por la crueldad en los castigos físicos empleados en el ejército que consistían en el pase del condenado a través de dos filas de militares armados con varas (шпицрутен en ruso, del alemán Spießruten) con las que era golpeado.Dicha práctica le mereció a Nicolás I (Nikolái Pávlovich) el sobrenombre de Nikolái Palkin (Nicolás Varapalo), utilizado posteriormente por León Tolstói como el título de su homónimo relato.En política exterior, Nicolás I actuó como protector del legitimismo real y guardián contra la revolución y el liberalismo, siguiendo fielmente los dictados asumidos por las potencias europeas en el Congreso de Viena de 1815.A Rusia se le permitía ocupar Moldavia y Valaquia hasta que Turquía pagase una gran indemnización.Durante los años 1850, ambos lados hicieron demandas que el sultán no podía satisfacer simultáneamente.Por tratados previos, el sultán Abd-ul-Mejid I estaba comprometido a «defender la Religión y la Iglesia cristiana», pero Ménshikov intentó negociar un nuevo tratado, por el cual Rusia podría intervenir cuando considerara inadecuada la protección del sultán.Ahora Rusia había puesto sus ojos en el Mediterráneo, lo cual no fue del agrado de Francia y del Reino Unido, que mantenían importantes intereses vinculados al dominio naval, como por ejemplo la conexión con las colonias africanas y de Oriente Medio.Los representantes de las cuatro grandes potencias neutrales –Reino Unido, Francia, Austria y Prusia– se reunieron en Viena, donde elaboraron una propuesta que esperaban que fuera aceptable para Rusia y el Imperio otomano.El Reino Unido, Francia y Austria habían propuesto conjuntamente modificaciones para satisfacer al sultán, pero sus sugerencias fueron ignoradas en la corte de San Petersburgo.Sin embargo, Austria se vio amenazada por las tropas rusas en los Principados del Danubio.Siente la religión como un ritual externo y recita sus oraciones sin pararse a reflexionar en su significado, pero al mismo tiempo cree que es el delegado de Dios en la tierra.No sería hasta 1918, después de la Revolución de Octubre, cuando se ajustó el calendario oficial ruso al occidental, siguiendo utilizando hasta hoy la Iglesia ortodoxa rusa el calendario juliano.
Alejandro I por Vladímir Borovikovski .
Decembristas en la Plaza del Senado.
Zar Nicolás I de Rusia .
Monumento a Nicolás I en San Petersburgo .
Acciones navales el 26 de mayo de 1829. La fragata Mercury contra dos buques turcos, por Nikolái Krasovski (1840-1906).
Detalle de la pintura panorámica de Franz Roubaud El asedio de Sebastopol , 1904.
La flota rusa destruye la otomana en la batalla de Sinope. Imagen de Iván Aivazovski .
Monograma del zar Nicolás I de Rusia