[3] En 1959, fue adaptada al cine por Luis Buñuel, dentro de la trilogía del realizador aragonés dedicada a Galdós, que complementaron Viridiana en 1961 y Tristana en 1970.
Entre máscaras y tarascas que se pintarrajean la cara “para poetizar la mirada”, la Chanfaina, dueña de la pensión, les introduce al joven Nazario, de rasgos bereberes: “un castizo árabe sin barbas”.
[5] El padre Nazario —un manchego oriundo de Miguelturra— abandona su cómoda vida sacerdotal en Madrid para echarse a los caminos.
[nota 2] Otros definen la 'ideología' del misionero errante como “una especie de comunismo cristiano”, sin industria y opuesto a la propiedad privada, reivindicando la pobreza generalizada.
[9] Apóstol de la resignación, Nazarín —entre la santidad y la locura— se ofrece como ejemplo y precursor del nuevo sentimiento religioso que acabará desenmascarando el engaño oculto en el ideal del progreso.