La eficiencia de los motores fue mejorada por ingenieros como James Watt, quien agregó un condensador separado; Jonathan Hornblower y Arthur Woolf, que combinaron cilindros; y William McNaught, quien ideó un método para transformar un motor ya existente en uno compuesto.
Un ejemplo conservado se puede ver en la mina de plomo Straitsteps en Wanlockhead, en Escocia.
Estrictamente hablando, no estaba impulsado por vapor, ya que el vapor introducido debajo del pistón se condensaba para crear un vacío parcial, permitiendo así que la presión atmosférica empujase hacia abajo el pistón.
John Smeaton mejoró el motor, pero James Watt resolvió las principales ineficiencias del motor Newcomen en su máquina de vapor Watt, mediante la adición de un condensador separado, permitiendo así que el cilindro permaneciese caliente.
Técnicamente, todavía era un motor atmosférico hasta que (bajo patentes posteriores) se cerró la parte superior del cilindro, introduciendo vapor para empujar también el pistón hacia abajo.
Sus patentes permanecieron vigentes hasta principios del siglo XIX y algunos autores señalan que este hecho retrasó su desarrollo.
Una vez logrado el movimiento giratorio, se puede unir una correa de transmisión al volante.
Los primeros barcos a vapor utilizaron variantes del motor de balancín rotativo.
El vapor residual del segundo cilindro puede producir todavía más trabajo si después se pasa a un condensador de la manera normal.
[3] Esta modificación podría hacerse retrospectivamente, y se dijo que los motores así modificados eran "McNaughteados".