Se siguió produciendo en algunos países durante la primera mitad del siglo XX, y ha tendido a desaparecer, al menos en Europa, después de la Segunda Guerra Mundial.
Los ciclos económicos, en esas circunstancias, se reducían a los ciclos naturales (fundamentalmente ciclos climáticos) y a la mejor o peor adecuación de los sistemas productivos a ellos (mediante el aprovechamiento intensivo o extensivo de las tierras de cultivo, rudimentarias mejoras técnicas, etc.).
Los motines de subsistencias toman formas variadas, según se produzcan en zonas productoras de alimentos, o en los mercados y ciudades donde se venden al público.
Típicamente se juntan consumidores de la zona, usualmente con muchas mujeres y niños, y expulsan a los tratantes de grano que intentan comprarlo para llevárselo a otras regiones.
Otras veces se exigía el llamado justiprecio: la multitud asaltaba la tahona y vendía el pan al precio que considerase tradicional o razonable.