El ministerio del cardenal Richelieu dio lugar a grandes revueltas campesinas.
En aquella época, las protestas campesinas se centraban en el creciente poder monárquico y el establecimiento progresivo de un centralismo férreo, así como en la política fiscal del cardinal aplicada en un contexto económico muy difícil.
Las jacqueries de aquella época no amenazaban al Estado francés porque no tenían programas coherentes a largo plazo y estaban enfocadas a resolver situaciones concretas juzgadas como insostenibles por los habitantes de las zonas rurales.
Su economía era especialmente sensible a las irregularidades climáticas (se trata del periodo climático conocido como Pequeña Edad de Hielo) y toda mala cosecha significaba un alza de los precios y la hambruna.
Es un siglo de crecimiento económico en la agricultura, y el individualismo campesino empieza a aparecer.