Llegaron a Ocotelulco a mediados de 1524 y se alojaron en unos salones del palacio del cacique Maxicatzin, los cuales se sabe les fueron facilitados por espacio de tres años, mientras construían su primitivo monasterio.
Al respecto, fray Toribio de Benavente, Motolinia, anotó: "tenía este señor grandes casas y muchos aposentos, y aquí en una sala baja tuvieron los frailes menores su iglesia tres años.
La fachada y portada presentan la ventana ajimezada del coro, encuadrada en un elegante alfiz.
La fachada es de aplanado blanco y a un costado se encuentra un tambor octagonal con cúpula que remata en una linternilla.
En la archivolta se descubre chalchihuites y guías con elementos propios de la cultura mexicana.
También es conocido como del Padre Jesús; se encuentra dividido en un claustro bajo y alto.
Dicha bóveda está decorada con temas florales en dorado por la parte de adentro.
La cabecera de forma polígonal que se Entrada principal del ex-convento Franciscano.
Se construye a partir de una petición del cabildo en 1554, en la cual proponían cuatro emplazamientos: Ixtacuixtla, Hueyotlipan, Huamantla y Atzoman; esta última fue abandonada a favor de Santa Ana Chiautempan.
A principios del siglo XVII, los frailes del convento de Ixtacuixtla, atendían a los pueblos cercanos de La Trinidad, San Pedro, San Mateo, San Cristóbal, Santa Ana, Santa Inés y Santa Justina, estas poblaciones menores contaban con sus iglesias de visita.
Todo el sitio ocupado por los antiguos edificios monásticos, inclusive la iglesia, han sido fraccionados y adjudicados a particulares.
Los vallentes contrafuertes escalonados que sostienen y refuerzan las aristas del polígono terminal parecen indicar que esta iglesia debió de estar cubierta, en este solo lugar, con bóveda de crucería.
En la proximidad al ingreso del templo parroquial actual, se ve todavía hoy una antigua pila bautismal orlada con el cordón franciscano que debió de pertenecer al antiguo convento.
Del antiguo convento solo quedaron ruinas, y hace poco se inició su restauración.
Un paso oculto sobre las arcadas de la calzada une al convento con el aislado campanario.
Los amplios salones y corredores sirven hoy al Museo Regional de Tlaxcala.
El acceso consiste en un arco de medio punto, sostenido por pilastras y un alfíz enmarcado por un cordón franciscano.
Conserva aún capilla abierta y arquería, a la izquierda de esta se localiza el panteón municipal.