Según la tradición, habría sido el mismo Hernán Cortés quién habría trazado el diseño para la construcción del Convento Francisano de Santa María Atlihuetzia, cuya edificación comenzó hacía 1525, y ante la evidencia de diferentes materiales presentes a simple vista, se denuncia que fue hecho en diferentes etapas, tardando el resto del siglo XVI para su culminación.
Originalmente el conjunto constaba de nave principal o iglesia con coro y sotocoro, torre, capilla abierta, claustro, celdas, huerto, capillas posas y otras dependencias domésticas.
Aunque se encuentra actualmente parcialmente destruido, destaca de inmediato lo bello de su arquería y en particular divide al coro del presbiterio y que conserva su esencia hasta nuestros días.
En el caso de Atlihuetzia esta puerta Porciúncula se encontraba hacia el lado norte.
Esta puerta recuerda la añeja tradición franciscana de tener una pequeña capilla, como la que hace siglos san Francisco restauró con sus propias manos y en donde, según la tradición, tuvo una visión divina de Jesucristo.