En el siglo X su importancia era ya considerable, estatuto que mantuvo a lo largo de toda la Edad Media.
Estas dos infantas fueron las que tras la muerte del padre mantuvieron un litigio con el hermano, el rey Afonso II, sobre sus derechos.
Al claustro fueron añadidas varandas (1677), y la talla dorada invadió el interior de la iglesia.
Tras las Guerras liberales, la extinción de las órdenes religiosas en Portugal en 1834 extinguió inicialmente sólo los conventos masculinos.
La extinción final de las órdenes religiosas femeninas quedó regulada solo en 1862, cuando se decidió que el convento o monasterio sería extinto al acaecer la muerte de la última religiosa.
Durante el Estado Nuevo, el edificio del convento, y toda la zona envolvente, ya en adelantado estado de degradación, fue requalificado como hospital psiquiátrico por iniciativa del profesor Fernando Baeta Bissaia Barreto Rosa.
Los últimos usuarios fueron transferidos en 2012 para otras unidades, principalmente en Miranda do Corvo y Condeixa-la-Nueva.