En este conjunto se incluyen bancos, papeleras, barreras de tráfico, buzones, bolardos, baldosas, empedrado, paradas de transporte público (en las que podemos encontrar marquesinas), cabinas telefónicas, entre otros.
Generalmente son instalados por los ayuntamientos para el uso del vecindario,[1] o bien adjudicándolos a un privado para que este obtenga beneficios explotando la publicidad en la vía pública.
Las variables más importantes consideradas en el diseño del mobiliario urbano son, cómo este afecta la seguridad de la calle, la accesibilidad y el vandalismo.
Para ello es fundamental la comprensión del medio y una lectura clara detenida de su comportamiento dentro del marco donde vaya a ser ubicado, más si se trata de una ciudad monumental o histórica y con peculiaridades específicas.
[2][3] Debido a esto, los muebles antiguos, anticuados, obsoletos o incluso no funcionales pueden ser raramente vistos y tienen una fascinación especial e inspiran nostalgia para mucha gente.