Los colores para la miniatura se obtuvieron mediante pigmentos en polvo molidos mezclados con clara de huevo[3] y, posteriormente, con goma arábiga diluida.
Los colores más utilizados en las miniaturas otomanas fueron el rojo brillante, escarlata, verde y diferentes tonos de azul.
Como Platón, la tradición otomana tendía a rechazar la mimesis, porque según la cosmovisión del sufismo (una forma mística del Islam generalizada a nivel popular en el Imperio Otomano), la aparición de seres mundanos no era permanente y valía la pena dedicarle un esfuerzo, lo que resultaba en ilustraciones estilizadas y abstractas.
Durante los reinados de Selim II (1566-1574) y Murad III (1574-1595), se creó el estilo clásico en miniatura otomano.
Los renombrados pintores en miniatura de la época fueron Nakkaş Osman, Ali Çelebi, Molla Kasım, Hasan Pasha y Lütfi Abdullah.
El historiador y autor Süheyl Ünver educó a muchos artistas siguiendo la tradición de las artes librescas otomanas.
Los artistas en miniatura contemporáneos incluyen a Ömer Faruk Atabek, Sahin Inaloz, Cahide Keskiner, Gülbün Mesara, Nur Nevin Akyazıcı, Ahmet Yakupoğlu, Nusret Çolpan, Orhan Dağlı y muchos otros de la nueva generación.
Los artistas contemporáneos no suelen considerar la pintura en miniatura como un simple "arte decorativo" sino como una forma de las bellas artes.
Además, sus obras no son libros ilustrativos, como sucedía con las miniaturas otomanas originales, sino que se exhiben en galerías artísticas.