Durante las vacaciones a partir de 1939, se reunían un grupo de jóvenes intelectuales a reflexionar guiados por el padre José Barcena un poeta clásico, quien ofrecía su casa (Templo de Capuchinas) para la noble causa, inquietud que se materializó en la revista mensual Logos los articulistas eran Miguel Castro, Porfirio Martínez Peñalosa, Manuel Ponce, Alejandro Avilés, Alejandro Ruiz Villaloz, Alfredo Maillefert, Alfonso Rubio y Rubio, María del Carmen Uribe, entre otros.
Escribió de igual forma en Viñeta revista mensual desde 1944, de corte literario, donde compartía créditos con Porfirio Martínez, Alejandro Ruiz, Alfonso Rubio y Rubio, Luis Calderón Vega, padre Francisco Alday, Concha Urquiza, Miguel Bernal Jiménez, Alejandro Avilés, Roberto Ibáñez, Jacques Leguebe, Eduardo de Ontañon, Manuel Ponce, Artemio del Valle Arizpe y Joaquín Antonio Peñalosa.
En agosto de 1945, presenta su tesis para la obtención del título de abogado, El arbitrio judicial en las leyes penales y civiles, algo que dijo siempre, nunca entendieron los legisladores, ese mismo año se traslada a la ciudad de Morelia, donde labora en el Instituto Valladolid impartiendo la cátedra de Historia, En esta institución fueron pioneros los profesores Javier Ibarrola, J. Praxedis Alfaro, Porfirio Martínez Peñalosa, el doctor Borja León Márquez, Manuel Martín del Campo, Miguel Estrada Iturbide, Rafael Morelos Zapien, Gabriel Bobadilla, Raúl Zepeda Medina, Melesio de Jesús Vargas, Luis Bravo, Eugenio Romero, Miguel Hernández, Fernando Calderón, Jorge Camacho, Felio Mirabent, Alfonso Rubio, los padres Jorge Godsseels, José Villalón Mercado y Manuel Castro Ruiz.
Paralelamente a su actividad periodística, el Licenciado Castro Ruiz no se desligó de la vida cultural del país, a grado tal que recibió, en 1972, la Medalla al Mérito, que otorgaba el Instituto Nacional de Cultura.
Sus restos fueron velados por familiares, colegas y amigos en una agencia fúnebre del sur de la ciudad.