Memoria visual de una nación

[6]​ Ese mismo año, Mario Toral, mientras residía en Nueva York, fue invitado por MetroArte para crear un mural en la estación Universidad de Chile.Como comenta el pintor, tuvo una inmediata fijación «en la Historia de Chile como tema».Los paneles del Pasado ocupan el sector oriente, mientras que en el poniente están los del Presente; estos sectores están separados por la mesanina y cada uno tiene 600 m² de pinturas.Corresponden al segundo sector (Presente) Tributo a nuestro océano (sobre la boca del túnel) Homenaje a la poesía (SW) y Los conflictos (NW), y en los muros al pie de las escaleras Arturo Prat (NW) e Isla de Pascua (SW).[3]​ Los murales tienen notas con explicaciones del mismo Toral, que han sido colocadas en unas especies de pizarras en la estación, con pequeñas fotos de los paneles y de sus escenas, para que el pasajero interesado se pueda orientar en las pinturas y su significado (el texto que sigue está basado en dichas notas y los entrecomillados en esta sección son citas de ellas).En su extremo derecho, la creación del mundo que, según señala Toral, la mitología mapuche considera obra de dos serpientes: Mai-Mai y Ten-Ten, que también lo destruyeron.Un cuerpo clavado con flechas, un muerto ya hecho carroña que devora un ave de rapiña".Un mapuche joven, un mocetón, dirige su mirada hacia sus ancestros, sus mitos y modos de vida.[9]​ La conquista posee una composición similar al panel Antiguos pobladores; en el centro, aparece Galvarino a caballo con los brazos cortados."De sus muñones cae sangre que riega la tierra y hacer brotar una planta.En el centro, el padre Luis de Valdivia ayuda a un indio herido.El friso bajo la escena del bombardeo del palacio presidencial tiene una historia especial: el episodio vivido por Quintana y Rojas —quemados por una patrulla militar en 1986— que Toral quería poner allí, fue censurado, y en su lugar se pintó un texto de Bertolt Brecht: ¿Qué ganamos con levantar hermosos edificios, fabricar aviones veloces, artefactos que llegan a otros planetas, si no tenemos hombres felices que viajen y los habiten?[16]​ Además, quiso que estuvieran presentes también la poesía popular y el folklore."El alma del pueblo que se hace cuerpo en la arcilla moldeada por manos campesinas en Pomaire y Quinchamalí, cerámica con oloor a humo que represnta a los animales del campo con sus atributos físicos bien observados y decorados con la filigrana de sus diseños blancos.[17]​ En el Tributo a nuestro océano Toral pintó un mascarón de proa que corta las olas azules del Pacífico.En la reseña presentada por Lonely Planet se justifica la elección de la estación latinoamericana destacando la presencia de la obra de Toral, definida «en un estilo heroico grandioso, que remite al arte soviético o al cine art déco, pero que consigue plasmar todo el dolor del pasado chileno -torturas, miedo, represión-, junto a los momentos más álgidos».
El Dios de la Guerra.
Creación del mundo según la mitología mapuche
Caupolicán en el suplicio de la pica
Fragmento de Los conflictos con el antiguo friso citando a Brecht
Tributo a nuestro océano