En su juventud se mudó a Nueva Orleans, donde trabajó en una tienda de telas.
Tenía 24 años y viviría gran parte de su vida en la Argentina.
[1][2] Trabajó un tiempo como ayudante en la histórica droguería (actualmente farmacia) La Estrella, propiedad de los hermanos suizos Demarchi, que se encuentra en una esquina de las calles Defensa y Alsina.
[4] Se cree que el joven inventor tenía ciertos conocimientos en química.
Cuando supo que su tónico iba a dar resultado, Bagley ideó una inusual campaña publicitaria para dar a conocer su producto, manteniendo la intriga y el suspenso.
[7] Rápidamente la bebida se hizo muy famosa y se impuso como moda, no solo entre los gauchos (hombres de campo), sino además en las grandes ciudades y entre las mujeres (quienes no solían beber en público).
De esta manera, Hesperidina se convirtió en la primera patente y marca registrada, con licencia n.° 1 en la Argentina.
[2] Además de su famoso y popular invento, emprendió otros proyectos.
[12] Finalmente, las actividades de Bagley se instalaron en la nueva sede, hasta su venta definitiva en 1996 al Grupo Danone.
[3] En 2014, la empresa Bagley cumplió 150 años de historia, hito que fue celebrado con una campaña publicitaria bajo el eslogan «Lo bueno siempre queda» y que incluyó la publicación de un libro conmemorativo con un prólogo escrito por el historiador Daniel Balmaceda.