Si violaban esta prohibición incurrían en infamia la mujer, su nuevo marido y los ascendientes que en razón de la patria potestad hubieran autorizado el matrimonio.
Algunos obispos propusieron leer en Mateo 19, 9 y en algunos textos patrísticos una autorización a las segundas nupcias, pero su tesis fue rechazada.
Este fenómeno, propio de toda la Europa moderna, adquirió diferentes nombres según el territorio: charivari en Francia; las llamadas cencerradas en la Monarquía hispánica; la mattinata italiana (también llamada capramarito); o skimmington ride o rough music en Inglaterra.
[8] Con ello la Iglesia católica condenará el divorcio y, consecuentemente, las segundas nupcias por dos mil años.
[9] Ya en los últimos años, la Iglesia católica ha experimentado un proceso de apertura y acercamiento hacia las personas divorciadas que se casan por segunda vez.