Mateo Múgica

El prelado acató la indicación y pasó la frontera francesa […]”[1]​ para residir en Poitiers hasta 1933.

Esta carta, antecedente a la consideración del conflicto armado como cruzada, se refiere a la «colaboración vasco-comunista» y en ella se negaba la licitud de «fraccionar las fuerzas católicas ante el enemigo común», considerando enemigo común a «este monstruo moderno, el marxismo o comunismo, hidra de siete cabezas, síntesis de toda herejía» refiriéndose a la colaboración de los nacionalistas vascos con las fuerzas republicanas.

Según algunos autores, la carta pastoral conjunta fue redactada por el cardenal primado Isidro Gomá, y habrían sido los propios Mateo Múgica y Marcelino Olaechea los que habían acudido a Gomá para solicitarle que elaborase un documento «en el que se declarara la improcedencia o ilicitud de la conducta del nacionalismo vasco».

Con la idea de evitar una lucha fratricida entre católicos, el primado habría insistido ante Múgica y Olaechea para que redactasen la carta pastoral, condenando la oposición de los nacionalistas vascos a la sublevación.

A Olaechea le pareció muy fuerte, por lo que introdujo algunos añadidos y correcciones.

También le reprochaba el silencio y la pasividad de las autoridades eclesiásticas españolas ante esa barbarie.