Mateo 19

7Ellos le replicaron: —¿Por qué entonces Moisés mandó dar el libelo de repudio y despedirla?9Sin embargo, yo os digo: cualquiera que repudie a su mujer —a no ser por fornicación— y se case con otra, comete adulterio.10Le dicen los discípulos: —Si esa es la condición del hombre con respecto a su mujer, no trae cuenta casarse.11—No todos son capaces de entender esta doctrina —les respondió él—, sino aquellos a quienes se les ha concedido.22Al oír el joven estas palabras se marchó triste, porque tenía muchas posesiones.23Jesús les dijo entonces a sus discípulos: —En verdad os digo: difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos.24Es más, os digo que es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios.26Jesús, con la mirada fija en ellos, les dijo: —Para el hombre esto es imposible; para Dios, sin embargo, todo es posible.28Jesús les respondió: —En verdad os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en su trono de gloria, vosotros, los que me habéis seguido, también os sentaréis sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.[4]​ Este capítulo puede agruparse (con referencias cruzadas a los otros evangelios sinópticos): Los acontecimientos registrados en este capítulo tuvieron lugar en Galilea y Judea más allá del río Jordán (Perea), antes de que Jesús y su grupo entraran más tarde en Jericó, de camino a Jerusalén.[7]​ El escritor del Pulpit Commentary afirma con seguridad que en este punto Jesús "partió de Peraea, viajando hacia Jerusalén",[8]​ y el teólogo John Gill está de acuerdo con esta interpretación.El inciso del versículo 9 no debe tenerse como una excepción, ya que la ordenación del matrimonio —a la mutua entrega de los cónyuges y a la procreación y educación de los hijos— exige la indisolubilidad.Éste cumple los mandamientos y pregunta a Jesús qué más «obras buenas» debe hacer.
Mateo 19:10–11 en el lado recto de Papiro 71 , escrito c. AD 350
Mateo 19:5-7,9-10 en el anverso del Papiro 25 del siglo IV