Dichas ideas tuvieron un periodo de aclimatación, pues en principio fueron rechazadas por la Iglesia.
Tres años después apareció la primera imprenta del Nuevo Continente, la cual fue instalada en la Ciudad de México.
En 1551 fue fundada una institución educativa significativa del periodo: la Real y Pontificia Universidad de México.
En 1556, Juan Díez Freyle escribió el primer libro de Matemáticas publicado en América.
Lo llamó Sumario Compendioso de las cuentas en plata y oro que en los reinos del Perú son necesarias a los mercaderes y a todo género de tratantes.
300 a. C.) tuvieron amplia difusión en la Nueva España a través de muy diferentes ediciones, tanto en latín como en español.
Ganaron importancia por las expediciones científicas, llevadas a cabo a lo largo y ancho de la Nueva España, cuyo territorio se descubrió y conquistó en diferentes etapas durante el Virreinato.
De lo más sobresaliente se encuentra su tabla con las raíces y cuadrados los primeros 630 enteros positivos.
Se enfocó más en la Geometría, sobre todo en las definiciones, como por ejemplo la de línea, superficie, volumen, ángulo, entre otras.
Sus diferencias con el jesuita Eusebio Francisco Kino, importante evangelizador de la época, fueron famosas.
En su obra es destacable el uso natural de la geometría y trigonometría en sus mediciones.
Sin embargo, Diego Rodríguez dedicó su vida e investigación a las ciencias puras.
En cambio, Sigüenza fue un polígrafo, pues no solo se interesó en las matemáticas puras y prácticas sino también en la poesía e historia.
A principios del siglo XVIII los pensadores novohispanos reflejaron una disposición de leer obras científicas condenadas por la Iglesia.
Ello no significa que se dejaran de usar viejos instrumentos, sino que se les encontraron nuevos usos a diferentes artefactos antes destinados a la navegación o al comercio.
Fue modernizador del Real Tribunal de Minería y célebre por sus mediciones astronómicas realizadas en la capital.
Ahí estudiaron algunos de los criollos que destacaron como técnicos y científicos en la Nueva España.
Entre los autores más estudiados de la época por parte de los jesuitas novohispanos del siglo XVIII destacaron Descartes, Bacon, Gassendi, Galileo, Newton, Torricelli, Guericke, Boyle y Franklin.
Como consecuencia, publicó las Lecciones Matemáticas, donde expuso parte de lo que enseñó.
A pesar de ese nombre, su texto no lo dedicó a un curso de matemáticas en el sentido tradicional, sino que lo enfocó al método matemático en general y, además, lo tradujo al náhuatl.
Inicialmente sus actividades de extendían sobre toda la Nueva España, y finalmente se limitaría al México independiente.
El curso de matemáticas presentado en 1790 por Fausto de Elhuyar, fue inicialmente pensado para impartirse en un año; incluía Aritmética, Geometría Elemental, Trigonometría Plana, Álgebra y Secciones Cónicas, nunca pudo llevarse a cabo en ese tiempo, ya que desde su fundación este contenido programático hubo de cubrirse en dos años.
El plan de estudios también tenía como cursos Matemáticos Independientes, Geometría Práctica y Dinámica e Hidrodinámica.
Los cursos se resumían en dos: Matemáticas I, que incluía Aritmética, Geometría Elemental, Trigonometría Plana, Álgebra hasta ecuaciones de segundo grado.
Conocía materias como analítica, geometría, mecanicismo y gnomónica, la ciencia antigua que dictaba las reglas para hacer relojes solares.