Matías de Torres

Ya en 1646 se encontraba en Madrid, iniciándose en la pintura en el taller de su tío materno, Tomás Porrino, «pintor vulgar, y de tienda» según lo califica Antonio Palomino, con quien poco pudo aprender.[4]​ Habiendo sido, según Palomino, «hombre de gran fausto, muy bien portado, respetuoso, y de linda traza», viudo y fallecidas las hijas a las que había dotado espléndidamente, comenzó a declinar, hasta caer en la miseria.Incapacitado para pintar, fue acogido en su casa por un grabador que se servía de sus dibujos.Perdidas en gran parte las numerosas pinturas para las iglesias de Madrid citadas por Antonio Palomino, casi todas las obras conservadas son lienzos de pequeño tamaño, acordes con su sensibilidad delicada y su afición por la miniatura en la que educó a sus hijos.[8]​ En el mismo museo se guardan un San Jerónimo con Santa Paula y San Matías adorado por el emperador Carlos V, obras mencionadas por Palomino en el monasterio de San Jerónimo de Madrid, correspondientes a una etapa más madura y serena, a la que corresponden otras pinturas devocionales como el San José de las Descalzas Reales, firmado en 1696, y la Presentación del Niño Jesús en el templo del Museo del Ermitage, un año posterior.
Victoria de los cananeos sobre los hebreos , óleo sobre lienzo, 110 x 166 cm. Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza . [ 1 ]
San isidro Labrador en oración , dibujo preparatorio para una de las pinturas del arco de la Puerta del Sol con motivo de la entrada en Madrid de la reina María Luisa de Orleans. Lápiz, tinta y aguada sepia, 216 x 257 mm, Londres , British Museum .