Afortunadamente, estas bombas —que hubieran causado un número mucho mayor de víctimas— no estallaron.
El jefe del operativo terrorista, Arturo Mathov, tuvo cierta notoriedad pública al llegar a ser diputado nacional por el radicalismo en 1960.
Por su parte, Carranza negó luego haber colocado las bombas, aunque reconoció haber conocido el lugar donde las mismas se armaban, en tanto que los testimonios de sus conocidos son coincidentes en sostener que «la actividad de Carranza durante los nueve años de gobierno peronista fue un incesante trajinar por los laboratorios caseros, donde se fabricaban explosivos».
[7] Como resultado murieron seis personas (Santa Festigiata D’Amico, Mario Pérez, León David Roumeaux, Osvaldo Mouché, Salvador Manes y José Ignacio Couta) y más de 90 quedaron heridas, entre ellos 19 mutilados.
En 2008, el diputado peronista Carlos Kunkel implicó también en el atentado al abogado y periodista Mariano Grondona, quien habría reconocido su participación directa públicamente, en su programa de televisión Hora Clave.