Al convertirse en obispo de Córdoba uno de sus colaboradores fue el vicario general Martín Fernández,[5] y el nuevo obispo saldó las deudas de su tío y predecesor en la sede cordobesa, posiblemente valiéndose, como afirmó Sanz Sancho, de los servicios del prestamista hebreo Zag Aben Hamías, al que el 7 de febrero de 1356, en el Real sobre Palenzuela,[4][a] el obispo Martín Jiménez le entregó, vitaliciamente y en nombre de la Iglesia de Córdoba, todo el diezmo que los judíos cordobeses entregaban a la misma.[4]En el aspecto administrativo de su actuación como obispo de Córdoba, conviene señalar que intentó recaudar las rentas arrendadas oponiéndose a los arrendadores que intentaban evitar hacer frente al pago apoyándose en el crecimiento que la jurisdicción del concejo de Córdoba estaba experimentando, y que aspiraba a tomar parte en todo tipo de contratos.[4] Y el 25 de marzo de 1351, en Córdoba, alcanzó un acuerdo con Egidio Boccanegra, almirante mayor de la mar y señor de Palma del Río, sobre el diezmo del almojarifazgo que dicho municipio debería abonar a la Iglesia de Córdoba, y el almirante y sus herederos se comprometieron a entregar a esta 300 maravedís anuales, que fue la cantidad en la que se estimó ese tributo en aquel momento.[4][b] En 1352 consiguió que el rey ordenara a su despensero mayor, Gómez Pérez,[4][c] y también al de la reina, Lope Sánchez, que no exigieran a la Iglesia de Córdoba[4] ni a su deán y cabildo catedralicio[6] el pago de ningún yantar, ya que ésta no poseía ningún señorío jurisdiccional ni vasallos,[4] aunque en 1357 el rey se vio obligado a ordenar a sus despenseros que devolvieran a la Iglesia de Córdoba las prendas que habían tomado en concepto de yantares, reiterando al mismo tiempo que aquella no poseía vasallos desde que la villa de Lucena dejó de pertenecerle, y en 1360 el mismo monarca ordenó a Aparicio Rodríguez, que era el jurado de Córdoba, que no reclamara ningún yantar a la Iglesia cordobesa, a pesar de las cartas que anteriormente le había dirigido ordenándole lo contrario.[9] Y de dicha capilla también procede posiblemente un relieve en piedra realizado hacia 1507 y que representa la Imposición de la casulla a San Ildefonso, que se expone actualmente en el museo de San Clemente de la catedral.
Gran dobla
o
dobla de a diez
de Pedro I de Castilla, hijo y sucesor de Alfonso XI, acuñada en Sevilla en 1360. (
M.A.N.
,
Madrid
).
Lápidas del obispo Martín Jiménez de Argote y de su predecesor en la sede cordobesa, Fernando Núñez de Cabrera, en el interior de la Mezquita-catedral de Córdoba.