Martín IV

Inició su carrera en la Iglesia como sacerdote en Ruan para posteriormente pasar a ser nombrado canónigo y tesorero en la iglesia de San Martín en Tours donde permanecerá hasta que, en 1260, el rey francés Luis IX lo nombró canciller de Francia.

[1]​ En 1262 el papa Urbano IV lo nombró cardenal presbítero de la iglesia de Santa Cecilia y legado papal en Francia, cargo que seguirá desempeñando con los sucesivos pontífices.

Esta intervención, que será fundamental para la futura expansión mediterránea de la Corona aragonesa, provocará que Martín IV excomulgue a Pedro III haciendo todo lo posible para revertir la situación, llegando incluso a despojarlo del reino de Aragón y a predicar (aunque en vano) una cruzada contra él.

Ello se debe a que entre los siglos IX y X existieron dos papas, Marino I y Marino II, que cuando se elaboraron las primeras listas de papas fueron incluidos por error como Martín II y Martín III.

Dante Alighieri, en su Divina Comedia, escrita pocos años más tarde, colocó a Martín IV en el Purgatorio entre los glotones.