Marrakech

Cuenta con 1 545 541 habitantes y se ubica al pie del Atlas, a 466 m s. n. m. de altitud.[5]​ En la plaza se citan acróbatas, cuenta-cuentos, vendedores de agua, bailarines y músicos.La ciudad nació como avanzadilla, primero militar y luego comercial, para garantizar a la tribu la supremacía sobre una región de fundamental importancia estratégica, puesto que por la zona pasaban las rutas de caravanas hacia el África negra a través del Sahara.Desde su base de Marrakech, los almorávides consiguieron, hasta el siglo XI, ampliar su dominio sobre todo Marruecos.Marrakech se convirtió en una gran capital amurallada con exuberantes jardines y magníficos palacios y mezquitas, de los cuales hoy por desgracia no queda nada, a excepción de la pequeña Koubba Ba’adiyn.Las tropas almohades fueron derrotadas en varias ocasiones en España y a su regreso a Marrakech, en 1248, el ejército cayó en una emboscada que le tendió una tribu del desierto, capitaneada por Banu-Merin, que prosiguió su marcha victoriosa hasta Fez, donde fundó una nueva dinastía, la de los benimerines.Pero esta dinastía tampoco duró mucho en el poder y a principios del siglo XVII el país se sumió en una guerra civil, que no terminó hasta 1668, cuando un príncipe árabe, Moulay Rachid, subió al trono, de quien sus descendientes gobiernan el país todavía hoy.Mientras, Marrakech inició sus primeros contactos y relaciones comerciales con Europa, en primer lugar con Gran Bretaña, que se multiplicaron a lo largo del siglo XIX.En los años treinta también se desarrolló el movimiento nacionalista que encontró su expresión política en el Partido de la Independencia.Después de la Segunda Guerra Mundial, el seguimiento del partido aumentó e incluso el sultán, Mohammed V, empezó a presionar por la independencia.Pero los franceses ya estaban haciendo frente a la sangrienta revuelta de Argelia y pronto suavizaron sus posiciones; en 1955 dejaron regresar al sultán.La población marroquí, en cambio, por lo menos la que se lo puede permitir, vive en el sueño de una casa "moderna" en la ville nouvelle.Los precios han subido, aunque siguen siendo inferiores a los de las grandes ciudades europeas y americanas.[7]​ Construida a una altitud media de 450 metros sobre el nivel del mar, Marrakech es una ciudad con un relieve esencialmente plano.En comparación con estos, sin embargo, la ciudad recibe menos lluvia, de ahí que esté clasificada como semiárida.Hoy la zona está dominada por el Palacio Real, erigido sobre las ruinas de los precedentes palacios almohades, que ocupa una vastísima área rodeada de murallas (la llamada kasbah, que significa ciudadela fortificada) y no está abierto al público.Todo ello expuesto en un marco que a menudo es por sí mismo el protagonista: antiguos palacios de encanto oriental, con refinado mobiliario y decoración.
Marrakech.
Marrakech (1894) de Enrique Simonet
Lámparas expuestas en una tienda del barrio de los suks.
Mezquita Kutubia de Marrakech.
Tumba individual de la Dinastía Saadi (1549–1664).
Interior del Museo de Marrakech .