Mariano Pidelaserra
Para seguir con su aprendizaje realizó la prueba para la academia de Pedro Borrell, donde estuvo desde los quince hasta los diecinueve años.Durante este tiempo Pidelaserra realizó sendas excursiones pirenaicas con sus compañeros, y también conoció las peñas, siempre le complacieron estos viajes reanudándolos en sus últimos años.También Sebastià Junyer i Vidal habló de él en la revista Juventut, y afirmó que vendrían tiempos mejores para la pintura catalana.Reaccionando frente a estas críticas, decidió pasar un verano retirado en la ermita de Sant Segimon, en el Montseny (1903), un lugar destacable en Cataluña por sus paisajes.En 1905 organizaron una exposición colectiva Xavier Nogués, Joaquín Torres García, Sebastià Junyer, Ysern y Pidelaserra, en la que este último exhibió tres paisajes del Montseny ya presentados en el Ateneo más tres retratos familiares.A partir de este momento su obra derivó hacia un estilo personal primitivista y brutal, que nunca conectó con el gran público.Durante un tiempo se centró en la industria familiar aunque nunca abandonó por completo la actividad artística y en ocasiones proporcionó dibujos para la primera época del Papitu, publicados con el seudónimo de “Pius”.La Primera Guerra Mundial hizo que su fortuna se incrementase de forma muy significativa y pudo dedicarse exclusivamente a la pintura.La crítica admiró y respeto su trabajo en esta nueva exposición, aunque muchos siguieron sin entender la estética de sus figuras.El periodo más importante de su actividad corresponde a los años 1933, 1934 y 1935, con obras como Sol, Tiana, La fondalada, Dia núvol, Tempesta, Garberes...También cabe citar de estos años sus naturalezas muertas en las que más se acerca a la pintura fauve.