La familia de Carlos IV

Goya comenzó a trabajar en los bocetos —de los que el Prado conserva cinco— en la primavera de 1800.

Al final, una vez definidos los planos y las proporciones, se añadían los matices de color.

[18]​ Pese a ello, en el pasado se vio en el cuadro una crítica de Goya a la monarquía, con alusiones al aspecto aburguesado de los protagonistas, que Goya no habría tenido inconveniente en trasladar al lienzo.

[19]​ Se cuenta en ese sentido que Pierre-Auguste Renoir, al visitar el Museo del Prado y ver este cuadro, exclamó: «el rey parece un tabernero, y la reina parece una mesonera...o algo peor, ¡pero qué diamantes le pintó Goya!».

A la izquierda se sitúan el futuro Fernando VII sujetado por la espalda por el infante Carlos María Isidro y una joven elegantemente vestida pero sin rostro, recurso empleado por Goya para representar a la futura esposa del príncipe de Asturias cuando esta aún no había sido ni siquiera elegida.

[18]​ Sin embargo, como ya observó Camón Aznar, Goya no concibió un juego de perspectivas y luces tan complejo como el que se percibe en Las Meninas.

Los modelos pueden verse tal como van a ser retratados e introducir las modificaciones que estimen pertinentes.

[31]​ Con respecto al boceto, la imagen de Carlos María Isidro presenta algunas diferencias.

Mas Goya brinda aquí un enfoque diferente, que bien le pudieron imponer los reyes: la Casa de Borbón española es fuerte, amplia y con numerosos descendientes, destinados a perpetuar el poder de la familia.

Goya se incluyó en la composición, como lo había hecho en La familia del infante don Luis, aunque en esta ocasión a la familia real no acompañasen damas ni sirvientes, disponiendo los grupos con una «simetría encubierta» como lo había hecho Velázquez en Las Meninas.

El eje central del retrato es la reina, como en el cuadro de Velázquez lo había sido la infanta Margarita, y hacia ella convergen las restantes figuras, dispuestas a sus lados en dos grupos compensados dentro de un espacio reducido que semeja un friso riguroso.

Todo ello es muestra de la subordinación del lienzo goyesco a Las Meninas.

[37]​[38]​ Pero estas hipótesis, que tienden a ver una crítica caricaturesca en el retrato grupal, chocan con la posición de Goya en la corte y los «sobrados motivos de agradecimiento» que podía tener en particular hacia el rey.

[23]​[39]​ A diferencia de los países nórdicos en España el retrato colectivo fue escasamente practicado.

Todas estas características son desechadas por Goya, quien muestra a los reyes de un modo más humano.

El taller del pintor, a diferencia de Velázquez, ha sido convertido por Goya, en opinión de Licht, en una «cárcel inhóspita y sórdida», concluyendo su explicación, parafraseando a Janis Tomlinson:

Árbol genealógico de la familia de Carlos IV.
La familia de Felipe V (1743).
Las Meninas (1656).