Se mereció el apelativo d "obispo de los pobres", por su particular sensibilidad demostrada hacia los menos favorecidos.
Dejando Crema, donó a los pobres su propio anillo episcopal.
Durante los veinte años de episcopado en Bari, aumentó el número de parroquias, intensificó la asistencia moral y la instrucción religiosa de la población, desarrolló corsos misioneros, convocó congresos eucarísticos y semanas para jóvenes, para mujeres y para hombres.
Fue muy allegado a la actividad de la Federación Universitaria Católica Italiana (FUCI).
Participó en el cónclave de 1958 que eligió al papa Juan XXIII.