María Francisca de Sales Portocarrero (VI condesa de Montijo)

Fue un matrimonio secreto pero con licencia real, necesaria por pertenecer ella a la grandeza de España.

También le permitió mantener una importante correspondencia con escritores de toda Europa.

Pero el autor fue después sospechado de jansenismo, y esto acarrearía graves problemas a la traductora.

[1]​ Como su amiga la marquesa de Fuerte Híjar, Francisca mantuvo en su casa un salón literario al que concurrían numerosos ilustrados.

Estos salones —donde se compaginaban recreo y reflexión— abrían a las mujeres un espacio que, aunque privado, tenía proyección pública.

Los asuntos preferidos de conversación eran la filosofía, la moral, la religión y la política.

[1]​ La sospecha de jansenismo que se cernió sobre sus contertulios más asiduos fue injusta.

Daban a conocer obras de esta tendencia, sobre todo italianas y francesas, y despreciaban la autoridad del Santo Oficio, considerando que solo los obispos estaban legitimados para velar por la fe católica.

En Madrid impartían un programa de tres años, durante los cuales se mantenía y vestía a las alumnas mientras aprendían un oficio: sobre todo los relacionados con el tejido de telas corrientes.

Retrato de María Francisca de Sales Portocarrero (1765), atribuido a Andrés de la Calleja . Colección Duques de Alba (Madrid).