El término expósito hace referencia al recién nacido o infante que ha sido abandonado o expuesto (es decir, sometido a exposición, al desamparo) y a menudo entregado por sus padres a instituciones de beneficencia denominadas inclusas o casas u hospitales de expósitos (véase también orfanato).
La costumbre romana era depositar a todos los niños en el suelo nada más nacer: si el padre decidía recogerlo, lo aceptaba como suyo; si no, el niño se abandonaba, y cualquiera podía recogerlo.
[3] Los expósitos recibían en la casa ropa, alimentación y atenciones médicas básicas durante sus primeros años de vida.
[4] En 1803 los niños expósitos tuvieron un papel histórico al llevar la vacuna de la viruela a las colonias Americanas.
La expedición fue dirigida por el médico Francisco Javier Balmis y la enfermera Isabel Zendal.