Isabel Zendal

[4]​ En su infancia, era la única niña que iba a clases particulares con el párroco de su pueblo.[8]​ Isabel Zendal Gómez dejó su puesto en el hospicio para hacerse cargo de los 22 niños que llevaron la vacuna.La vacuna debía ser llevada por niños que no hubieran pasado la viruela y se transmitía de uno a otro cada 9 o 10 días.[3]​ Las normas de la expedición indicaban claramente el cuidado que los niños debían recibir.[9]​ La expedición llegó a Santa Cruz de Tenerife, donde pasaron un mes vacunando.Isabel permaneció en Puebla con su hijo; ya no volvieron a España.
Agrela, en la parroquia de Parada.
Monumento en El Parrote, en el puerto de La Coruña , en homenaje a los niños huérfanos que partieron en la expedición, obra de Acisclo Manzano .