Estrechamente vinculada a nivel profesional con Sigmund Freud, con su riqueza contribuyó al sostenimiento y popularidad del incipiente psicoanálisis y ayudó al propio Freud a escapar de la Alemania nazi.
[2] Veintiún días más tarde volvieron a casarse, esta vez en una ceremonia religiosa, en Atenas.
Este último le recomendó someterse a un tratamiento con el famoso psicoanalista.
[4] Desde entonces, Marie se sintió tan interesada por el psicoanálisis que decidió no solo apoyar económicamente a Freud, sino convertirse ella misma en psicoanalista.
Marie Bonaparte, que ejerció como psicoanalista hasta su muerte en 1962, hizo un gran servicio a la causa del psicoanálisis: protegió a Freud de la irracionalidad de las autoridades nazis alemanas, financió las exploraciones antropológicas de Géza Róheim[5] y el proyecto que permitiera a James Strachey hacer la primera traducción de las obras completas al inglés (la Standard Edition) y resguardó la correspondencia de Freud a Wilhelm Fliess (aunque Freud sugirió que fuera destruida).