Junto con Gabriel Aguilar, dirigió en 1805 una conspiración para independizar al Perú de España y restaurar el monarquía incaica.
Hacia 1792 pasó a Lima, donde completó su formación en el Real Convictorio de San Carlos.
Ejerció su profesión en Lima, donde conoció al minero huanuqueño Gabriel Aguilar, a quien representó en algunos litigios, y con quien forjó una gran amistad.
El Conde mostró su dudas, por lo que para convencerlo Lechuga fingió estar enfermo, llamando a su casa a Ubalde, después de ocultar en su cuarto inmediato al oidor Berriozábal y al Secretario de la Real Audiencia.
Al cacique mayor Cusihuamán, destitución de su cargo, inhabilitación para volver a obtenerlo y residencia forzosa en Lima por dos años.