Entró en política con la sabiduría que le proporcionaban sus 63 años y el bagaje de haber triunfado en su actividad económica, de tener amistades tanto monárquicas como republicanas.En el Partido Republicano Posibilista estaban los hermanos Maisonnave, en el Partido Liberal amigos como Adrián Viudes Girón o Bushell (que pasó de las filas liberales a las liberal-conservadoras)… pero sus ideales políticos, dentro de la moderación, siempre fueron monárquicos y conservadores.En 1889 estando ya reunificadas las dos facciones y con Cánovas en la presidencia del Gobierno, el concejal Rafael Viravens Pastor, antiguo moderado de la Unión Liberal y auténtica alma mater del Partido Liberal-Conservador en la circunscripción alicantina (supracomarcal), le explicó el interés del comité conservador en atraerlo a la primera línea de la política municipal.Manuel Gómiz comulgaba con las ideas regeneracionistas cuyo máximo defensor era Francisco Silvela, en ese momento ministro de Gobernación, que abogó por destruir la figura del cacique e impedir su injerencia en la política municipal.[3] La importancia del Ensanche de Alicante era tal que puso todo su ímpetu y su red de amistades al servicio del proyecto.En todo este asunto contó con la colaboración de su amigo el diputado Enrique Bushell y Enrique Arroyo Rodríguez, líder de los liberales en la ciudad.El alcalde, junto con Enrique Arroyo, Bushell, Manresa y el marqués del Bosch, solicitó infructuosamente el indulto ante el presidente del Consejo y el ministro de la Guerra, para el carabinero Manuel Rey condenado a muerte, tal y como era el sentir de toda la población alicantina.Si bien se convocó el concurso, el gobernador civil eximió al Ayuntamiento de tener que celebrarlo y en Pleno decidió que fuera Enrique Coucourte, propietario de pozos en Sax el nuevo concesionario.Tras mucho padecer la ciudadanía por la baja calidad del servicio, en 1898 se inauguró el nuevo abastecimiento.Su otra gran preocupación fue el Turismo y su directa vinculación con la fachada marítima, imagen de Alicante para los visitantes venidos del mar, y para los cada vez más numerosos visitantes provenientes del resto de la península.No sólo se echó en falta al alcalde en el seguimiento del proyecto, también a los diputados y senadores que lo apoyaron siempre.Entre las muchas anécdotas que nos dejó, ilustrativas de su carácter, algunas contadas por el periodista Virgilio Miralles en un artículo publicado en 1957 por el Diario Información, destacamos estas dos: Recién iniciado su bienio, apercibido por el arquitecto municipal Guardiola, sobre el mal estado de las casas y el entorno en los alrededores del «Teatro Principal», visitó la zona y decidió su derribo, así como su saneamiento y urbanización (que daría lugar a los jardines laterales del Teatro).En aquella época nadie conocía la seriedad del carácter del alcalde Gómiz, sólo su bonhomía y creyeron que se achantaría… Terminado el plazo, a las 6:00 de la mañana del día siguiente, estaban los albañiles municipales con el alcalde a la cabeza, y procedieron al derribo de toda la zona.Más tarde, el alcalde les paso la factura por tener que realizar el derribo el propio Ayuntamiento y les impuso multa por incumplir el plazo marcado para ello.Al día siguiente se presentó el alcalde a cobrarle la multa, el carnicero desconcertado dijo “era sólo una broma” y el alcalde Gómiz, además, le cobró un recargo por tener que venir a cobrarle en persona y en la punta del cuchillo.En Alicante la división del Partido Conservador se vivió de forma característica, totalmente centrado en la persona del marqués del Bosch: quién estaba con Rojas era considerado canovista y quién estaba contra Rojas automáticamente era considerado romerista.El sector romerista, además de los convencidos, fagocitó a todos los críticos con el marqués, fuesen o no seguidores a nivel nacional de Francisco Romero Robledo.Su postura excesivamente pragmática para la época debilitó su posición en el comité del partido dominado por los ultraconservadores, y sí añadimos que a José de Rojas le resultaba incómodo Gómiz, pues no quiso plegarse a sus propios intereses personales que trató de identificarlos con los del propio partido (p ej, el asunto del Palamó) nos podemos imaginar quién perdió en el envite.
El conde de Montarco se dirige al alcalde Gómiz sobre el Proyecto de Ley de la nueva cárcel para Alicante
El Presidente
Antonio Cánovas
contesta al Alcalde Gómiz favorablemente...(anverso)
(reverso)...a la ampliación del "Paseo de los Mártires" a costa de la zona de servicios de almacenaje del
Puerto de Alicante
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Esquela de Balbina Poveda y Alberola, Sra de Gomiz. 1898