El cine también tuvo un impacto importante en la música y la cultura a partir de los años 30, con compositores tales como Max Steiner, Erich Wolfgang Korngold, Alfred Newman, Bernard Herrmann, Ennio Morricone, Jerry Goldsmith, y John Williams quienes trabajaron en diversos estilos, gruesamente catalogados dentro del neorromanticismo.
Debe tenerse en cuenta que este artículo presenta un vistazo sobre la música clásica del siglo XX, y muchos compositores mencionados dentro de diferentes tendencias o movimientos pueden no identificarse en forma exclusiva con éstos y pueden ser considerados como participantes de diferentes movimientos.
La armonía —salvo mayor complejidad— fue tonal, y los agrupamientos instrumentales tradicionales, como la orquesta o el cuarteto de cuerdas, se mantuvieron como los más usuales.
Otros compositores de esta escuela en Francia fueron Paul Dukas, Gabriel Fauré, Albert Roussel, Alexis Roland-Manuel, André Caplet y Florent Schmitt.
A principios del siglo XX compositores como Claude Debussy, Aleksandr Skriabin, Béla Bartók, Paul Hindemith, Serguéi Prokófiev, Carl Ruggles, Ígor Stravinski y Edgar Varèse, escribieron música que se ha descrito, total o parcialmente, como atonal.
Combinaron frecuentemente música popular con aglutinación o politonalidad, extremas disonancias, y una complejidad rítmica en apariencia inejecutable.
Charles Seeger enunció el concepto de contrapunto disonante, una técnica usada por Carl Ruggles, Ruth Crawford-Seeger, y otros.
Aquí, el compositor utiliza la brutalidad de la Rusia pagana, reflejando estos sentimientos en la agresiva interpretación, armonía politonal y ritmos abruptos que aparecen a lo largo del trabajo.
En estas obras el músico llevó al límite la herencia de la escuela nacionalista rusa hasta prácticamente agotarla.
El músico estadounidense Charles Ives definía a los microtonos de manera humorística como “las notas entre las teclas del piano”.
El neoclasicismo en música refiere al movimiento del siglo XX que retomó una práctica común de tradición en cuanto a la armonía, la melodía, la forma, los timbres y los ritmos, pero mezclada con grandes disonancias atonales y ritmos sincopados, como punto de partida para componer música.
Entre sus estudiantes se encuentran músicos neoclásicos como Elliott Carter (en su primer época), Aaron Copland, Roy Harris, Darius Milhaud, Astor Piazzolla y Virgil Thomson.
El neoclasicismo ganó gran aceptación de la audiencia con rapidez, y fue internalizado por aquellos opositores al atonalismo como la verdadera música moderna.
Iannis Xenakis es otro compositor moderno que ha usado computadoras e instrumentos electrónicos (incluido uno inventado por él) en muchas composiciones.
Compositores como Alvin Lucier, Gordon Mumma y David Tudor crearon e interpretaron música electrónica en vivo, a menudo diseñando sus propios instrumentos o usando cintas.
Entre los compositores más trascendentales que incursionaron en estas aventuras se encuentra John Cage en América y Karlheinz Stockhausen en Europa.
Compositores como Arvo Pärt, John Tavener y Henryk Górecki, cuya Sinfonía N.º 3 fue el álbum clásico más vendido en los años noventa, encontraron gran éxito en lo que se ha dado en llamar “minimalismo feliz” en obras de profundo sentido religioso.
Sin embargo compositores afroamericanos más vinculados al jazz también incursionaron en obras que estaban en un límite poco claro entre ambas músicas.
Compositores tales como Will Marion Cook, Scott Joplin y Duke Ellington tuvieron una influencia indiscutida en la música docta de Estados Unidos.
Un año después, Leonard Rosenman, inspirado por Arnold Schoenberg, experimentó con la atonalidad en sus calificaciones de al Este del Edén (1955) y Rebelde sin causa (1955).
Cage, sin embargo, ha sido catalogado por algunos como demasiado vanguardista en su enfoque; por esta razón, muchos encuentran su música antipática.
Compositores poliestilísticos son, por ejemplo, Lera Auerbach, Luciano Berio, William Bolcom, Sofia Gubaidulina, Hans Werner Henze, George Rochberg, Arturo Rodas, Magaly Ruiz, Frederic Rzewski, Alfred Schnittke, Dmitri Silnitsky, Valentín Silvestrov, Santiago Sosa Rolón, Ezequiel Viñao, Frank Zappa o John Zorn.
En general, estos compositores propugnaron una inmediatez entre el impulso creativo y su resultado musical (en contraste con la elaborada planificación precompositiva característica del vanguardismo), con la intención de crear una comunicación más fácil con las audiencias.
Para otros compositores, significó trabajar con texturas más simples o el empleo de armonías triádicas en contextos no tonales.
Otros autores, de mayor edad y/o de otras nacionalidades, como Hans Abrahamsen, Alfred Janson, Aaron Kernis, Wilhelm Killmayer, Ladislav Kupkovic, György Kurtág, Roland Moser, Arvo Pärt, Alfred Schnittke, Kurt Schwertsik y Howard Skempton han sido relacionados ocasionalmente con los “nuevos simplicistas”.
En Rumania existió un movimiento importante de esta tendencia liderado por Ştefan Niculescu, Horatiu Radulescu, y Iancu Dumitrescu.
Actualmente compositores como Julian Anderson, Ana-Maria Avram, Joshua Fineberg, Jonathan Harvey, Fabien Lévy, Magnus Lindberg, y Kaija Saariaho permanecen desarrollando ideas espectrales.
Entre los compositores más importantes se encuentran Brian Ferneyhough, Michael Finnissy, Chris Dench, James Dillon, Roger Redgate y Richard Barrett.
Arte sonoro comprende un diverso grupo de prácticas artísticas que tienen como principal objetivo diferentes nociones del sonido, la escucha y la audición.
La música de tradición europea en Latinoamérica ha sido sumamente diversa y compleja, tanto musicalmente como también en cuanto al lugar que ésta ocupa en la sociedad.