Música coral

El motete Spem in alium de Thomas Tallis es famoso por su extravagancia al ser compuesto para 40 voces independientes a capela.

Aunque existe una gran variedad al respecto, la composición de coros más habitual es la llamada SATB, que divide a los cantantes en las voces soprano, alto, tenor y bajo.

De la Alta Edad Media se heredó una diferenciación tajante entre la música sacra, compuesta en contextos religiosos para ser empleada en la liturgia cristiana -sea según la denominación católica, luterana, anglicana u ortodoxa-, y la música profana destinada a ámbitos seculares como la corte, los teatros y cualquier espacio de reunión no religioso.

Toda la música europea conservada hasta el siglo IX es monofónica, tradición en la que se inscriben los cantos litúrgicos ambrosiano, mozárabe y, principalmente, el gregoriano.

De su mano aparecen formas como el organum, el discanto, el canon y el motete, que la escuela borgoñona llevará hacia una mayor complejidad.

Los testimonios de la época nos hacen saber que en las iglesias no cantaban mujeres; las voces blancas (niños) y los falsetistas tomaban su lugar.

En el Renacimiento aparecen nuevas formas de música coral que toman temas melódicos del canto profano.

Contra los excesos y extravagancias flamencos que habrían desviado la atención del mensaje religioso, la escuela romana estandarizó un estilo polifónico limpio con reglas de composición fijas.

La música profana también abrazó el estilo polifónico durante el Renacimiento, pero con menos restricciones que la religiosa para buscar nuevos recursos e innovaciones.

Su trabajo cautivó e inspiró a varios músicos que compusieron obras para ser interpretadas por el grupo de damas.

Allí, compositores como Adrian Willaert y Giovanni Gabrieli desarrollaron el estilo policoral realizando interpretaciones a dos coros contrapuestos, con voces escritas específicamente para ser ejecutadas por instrumentos.

En un siglo marcado por la explosiva aparición de la ópera y su gran éxito en las cortes europeas, la música coral fue relegada nuevamente a los entornos religiosos.

Sin embargo, el punto más alto de la música barroca coral se da en los grandes maestros alemanes del siglo XVIII: Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Händel.

En comparación, en la obra de Händel hay menos obras corales memorables, entre las que sobresale el oratorio más famoso del barroco: su El Mesías.

La orquesta moderna le será necesaria pocos años más tarde a los compositores para desarrollar el oratorio del siglo XIX.

Se desarrolló fundamentalmente en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Alemania a Inglaterra, Francia, Italia, España, Rusia, Polonia, Estados Unidos y las recién nacidas repúblicas hispanoamericanas.

Citamos especialmente Paulus y Elías de Mendelssohn, quien retoma el género allí donde Händel lo había dejado, al mismo tiempo que rescata a Bach del olvido interpretando la Pasión según San Mateo en 1829.

Los modernistas confrontaron abiertamente con la tradición introduciendo varias novedades como el intercambio modal, el cromatismo, la politonalidad, la polirritmia y las filas de tonos.

A fines del siglo XX también se ha revalorizado la música barroca compuesta por compositores criollos o europeos residentes en América, como el italiano Domenico Zipoli.

Alejándose del serialismo modernista, varios compositores buscaron inspiración en la liturgia para componer música coral en un estilo más simple, haciendo un gran uso de los silencios y las texturas para generar una atmósfera contemplativa.

Obras para coro y orquesta como su Misa Berlinesa o a capela como el Magnificat se encuentran entre las más destacadas del tránsito al siglo XXI.

Décadas más tarde, nuevas generaciones de compositores continuaron explorando estas vías aunque sin plegarse exclusivamente a la música religiosa, e incorporando elementos neorrománticos.

Desde 1989, Morten Lauridsen, Karl Jenkins, Eric Whitacre, David Lang, Ēriks Ešenvalds, Ola Gjeilo, Daniel Elder, Paweł Łukaszewski, Pärt Uusberg y Caroline Shaw emergieron como protagonistas de estos desarrollos corales del nuevo siglo.

Por otra parte, hay un abanico más amplio de compositores contemporáneos que renovaron los géneros corales por vías más cercanas a nuevas formas de modernismo, como Krzysztof Penderecki, Veljo Tormis, Sofia Gubaidulina, James MacMillan, Steven Sametz, Zane Randall Stroope, Thierry Machuel, Bob Chilcott y Judith Bingham.

El Wiener Sängerknaben durante un concierto en el Musikverein de Viena .
Giovanni Perluigi da Palestrina (1525-1594).