[2] Por este motivo, tuvo un destacado papel en la represión franquista posterior a la contienda.
[8] Al comienzo de la Guerra civil se encontraba en Madrid, y aunque fue detenido por «desafecto», en 1937 lograría escapar a la zona franquista.
[2] Al frente de la institución reorganizó los servicios carcelarios en la zona franquista.
[11] La dureza de sus medidas represivas hizo que los presos le llamaran coloquialmente «el máximo cuervo».
[11] Sin embargo, para Máximo Cuervo toda esta política no era otra cosa que la «restauración del orden jurídico perturbado» tras el estallido de la guerra.
[13] El historiador Hugh Thomas señala que Cuervo Radigales no hizo nada para evitar el clima represivo y de venganzas que imperaba tras el final de la contienda.